Hoy quiero contarles un cuento que escuché hace tiempo. Estaba en una Feria del Libro y había un encuentro internacional de Cuenta Cuentos. Este lo contó una colombiana, creo. Bueno va así…
Érase una vez, un tipo que tenía muy mala suerte, quizás, el más desafortunado del mundo entero. Simplemente nada le funcionaba como el quería. Tan tremenda era su mala suerte, que ni siquiera había encontrado una mujer que quisiera salir con él.
Un buen día aburrido de esta situación, decidió buscar ayuda. Pero no de cualquiera, el quería hablar con Dios.
Como era un hombre moderno lo primero que hizo fue buscar en la guía de teléfonos, en las páginas amarillas encontró la línea 800 – diosito (800 3467486). Llamó y luego de unos segundos de espera, le contesta una música celestial, con un coro de voces angelicales que coreaban un “Santo, santo, santo, santo es el Señor, santo, santo, santo, santo es el Señor” interrumpido de pronto por una voz de frecuencia modulada que decía “Lo sentimos, nuestros ejecutivos se encuentran ocupados, por favor, espere en línea. Su opinión es importante para nosotros” y la musiquita otra vez…. A los 5 minutos se cortó. Entonces volvió a intentar con los mismos resultados. La línea estaba saturada.
Como era un tipo de recursos, prendió su computador y entró a Internet, luego buscó en el google. Así encontró el portal www.ayudamedios.org, donde pudo bajar los formularios para pedir una entrevista en PDF, para luego de ser llenados poder enviarlos a un correo electrónico que, al segundo respondió agradeciendo la preferencia y contándole que en breve le enviarían por el mismo medio la fecha y hora de la entrevista con Dios.
A la semana siguiente llegó el mail y el lugar fijado para la reunión sería en las afueras del pueblo, en un lugar solitario para evitar potenciales problemas, porque sale muy caro tener oficinas en todas partes.
La cosa es que en el trayecto había parado a descansar cuando sintió un quejido moribundo que venía de atrás de unos troncos, se acercó, miró y era un puma enfermo que tenía la piel pegada a los huesos, ya a punto de morirse. Entonces el puma le pidió ayuda, pero el no sabía nada de animales y estaba muy confundido con su repentina habilidad de entender el lenguaje del puma, le contó que iba camino a hablar con Dios por culpa de su mala suerte, y si quería podía preguntarle a Dios por su problema.
Siguió camino entonces y cuándo pasaba bajo un árbol seco, escuchó que este le pedía ayuda. “No puedo ayudarte dijo, pero si quieres puedo preguntarle a Dios por tu problema, ya que justo voy a verlo, porque tengo muy mala suerte y él me va ayudar. Seguro que puede ayudarte a ti también”
Caminó un poco más y se encontró con una mujer que lloraba, porque nadie la invitaba a salir, entonces trató de consolarla y le contó que si ella quería, podía hablarle de su problema a Dios y él, sin duda, la ayudaría a resolverlo.
Finalmente llegó donde Dios, que lo esperaba sonriente. Luego de una corta conversación, Dios le dijo “No existe la mala suerte, solo hay personas que no aprovechan las oportunidades que te da la vida. Por eso, solo tienes que ir atento, con los ojos bien abiertos y no dejar pasar nada”.
Venía de vuelta feliz, con las soluciones a los problemas de todos cuando llegó donde la mujer.
- Estoy muy contento, Dios me dijo que no tengo mala suerte, simplemente tengo que ir con los ojos bien abiertos para no dejar pasar las oportunidades que me da la vida.
- Que bueno, y que te dijo de mi problema?
- Me dijo que lo único que tienes que hacer, es invitar a salir a alguien que te guste y listo.
- ¿Quieres salir conmigo?
- No puedo, estoy muy ocupado. No ves que Dios me dijo que estuviese atento?
Siguió camino y llegó donde el árbol
- Estoy muy contento, Dios me dijo que no tengo mala suerte, simplemente tengo que ir con los ojos bien abiertos para no dejar pasar las oportunidades que me da la vida.
- Que bien, dijo el árbol, y de mi problema, que dijo?
- Dijo que tu problema es un tesoro de oro y plata que tienes en las raíces, lo único que tienes que hacer es pedirle a alguien que te lo saque y listo.
- Que bueno, ¿quieres ayudarme a sacarlo?
- No puedo, estoy muy ocupado. No ves que Dios me dijo que estuviese atento?
Un poco más allá se encontró con el Puma moribundo y le dijo
- Estoy muy contento, Dios me dijo que no tengo mala suerte, simplemente tengo que ir con los ojos bien abiertos para no dejar pasar las oportunidades que me da la vida.
- Me alegro mucho por ti, pero ¿Qué te dijo de mi?
- Dijo, que tu problema es solo alimenticio, y que debes dejarte de cosas y comerte al primer tonto que se te cruce por tu camino.
Y el puma se lo comió
miércoles, junio 28, 2006
Un cuento
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2 comentarios:
Excelente cuento.... Mezcla de ironía y moraleja.
Excelente historia,nunca sabemos lo que nos conviene y cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde.
cOMO LE ESTA PASANDO AHORA A VaLeRiA!
Y cuando tendremos alguna historia de El cuentacuentos Matias???
http://www.lacasaenelaire.cl/cuentacuentos//
http://www.grupobuho.com
Salu2
JC!
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