Todos hemos visto en las noticias y en los diarios miles de imágenes de la erupción del volcán Chaitén.
La cosa es que uno, por muy informados que podamos estar, simplemente no tenemos idea lo que es… no somos capaces de dimensionar la magnitud de lo que estamos hablando.
Quiero contarles lo que le pasó a una persona que conozco de la zona y que fue evacuada. Esta es su versión.
“… eran como las 9 de la mañana del viernes (día de la gran evacuación). Ese día no fui a trabajar porque con los temblores y todo el tema de las cenizas, nos dejaron quedarnos en la casa. En eso suena el teléfono. Era mi marido que me llama de la municipalidad y muy calmado me dice que se declaró la alerta roja y que prepare un bolso con cosas de nuestra hija y mías. No le creí. Pensé que era una broma. Me volvió a llamar y me dijo que en 10 minutos me pasaban a buscar, que si tenía listas las cosas. Seguí sin creerle.
- Como no han dicho nada por la tele?
- Es que no quieren que la gente se ponga histérica. Por favor, sale de la casa y mira hacia el volcán.
En ese momento, la columna ya era de más de 7 mil metros…
Uno no se imagina lo que es estar al lado de una columna de 7 mil metros. El humo se mueve y gira, se escuchan explosiones y salen rayos… se mueve por la fuerza del volcán y por el viento y te juro que parece que se te viniese encima.
Casi me muero de la impresión y corrí a meter algunas cosas en una mochila o algo, pero no se te ocurre que cresta sacar… No sabes si es por un día, una semana o que…
Pesqué una muda para mi y todo lo que pude de mi hija, pañales, mamadera y llegaron a buscarnos. Nos trajeron unas máscaras y nos subieron a una camioneta con otras personas. Tenemos un perro Boxer precioso, que lo deje suelto en la calle, no me dejaron traérmelo. El auto también lo dejamos ahí…. Todas tus cosas votadas, sin tener idea si vamos a poder ir a buscarlas. El refrigerador con cosas que se van a echar a perder, en fin. Es como salir a comprar pan y nunca más volver.
Cuando llegamos al embarcadero la gente lloraba de susto, no sabíamos si íbamos a alcanzar a salir. Nadie sabía que pasaba.
La barcaza nos saco de la bahía y se acopló en el mar al Evangelistas, que es más grande y hizo varios viajes de personas. Cuando estuvo listo, partimos a Puerto Montt.
Mi mamá también fue evacuada y mi marido se quedo para evacuar más personas. No te imaginas lo que fue ese viaje. No solo por lo largo que es y por el desconcierto. Gente que lloraba, niños con susto.
La llegada a Puerto Montt fue en medio de la noche. Las luces de emergencia de los Carabineros, ambulancias, militares se veían de lejos. Primero nos bajamos los que teníamos parientes donde llegar. A los demás los bajaron después.
Periodistas con cámaras, micrófonos y luces se te tiraban encima para tomarte una declaración. Te preguntaban puras tonteras. Dan más ganas de llorar el tener que soportarlos.
Era como en las películas, como los pobrecitos que vuelven de una guerra. Nos tratan de las “victimas” del volcán. Yo no me siento una victima...
El volcán cortó el camino para el sur. El que lleva a Futaleufú. Con el humo del volcán no podían llegar aviones. Y nos quedamos sin salida. Aislados. Si hubiera otro camino abríamos podido salir en nuestro auto sin tener que dejar todas nuestras cosas y a nuestro perro botado. Es como dejar a un miembro de la familia atrás. Es súper triste.
Ya veremos que pasa con nosotros cundo las noticias dejen de hablar de nosotros y nos dejen solos, como a la gente del terremoto del Norte…”
Quiero contarles lo que le pasó a una persona que conozco de la zona y que fue evacuada. Esta es su versión.
“… eran como las 9 de la mañana del viernes (día de la gran evacuación). Ese día no fui a trabajar porque con los temblores y todo el tema de las cenizas, nos dejaron quedarnos en la casa. En eso suena el teléfono. Era mi marido que me llama de la municipalidad y muy calmado me dice que se declaró la alerta roja y que prepare un bolso con cosas de nuestra hija y mías. No le creí. Pensé que era una broma. Me volvió a llamar y me dijo que en 10 minutos me pasaban a buscar, que si tenía listas las cosas. Seguí sin creerle.
- Como no han dicho nada por la tele?
- Es que no quieren que la gente se ponga histérica. Por favor, sale de la casa y mira hacia el volcán.
En ese momento, la columna ya era de más de 7 mil metros…
Uno no se imagina lo que es estar al lado de una columna de 7 mil metros. El humo se mueve y gira, se escuchan explosiones y salen rayos… se mueve por la fuerza del volcán y por el viento y te juro que parece que se te viniese encima.
Casi me muero de la impresión y corrí a meter algunas cosas en una mochila o algo, pero no se te ocurre que cresta sacar… No sabes si es por un día, una semana o que…
Pesqué una muda para mi y todo lo que pude de mi hija, pañales, mamadera y llegaron a buscarnos. Nos trajeron unas máscaras y nos subieron a una camioneta con otras personas. Tenemos un perro Boxer precioso, que lo deje suelto en la calle, no me dejaron traérmelo. El auto también lo dejamos ahí…. Todas tus cosas votadas, sin tener idea si vamos a poder ir a buscarlas. El refrigerador con cosas que se van a echar a perder, en fin. Es como salir a comprar pan y nunca más volver.
Cuando llegamos al embarcadero la gente lloraba de susto, no sabíamos si íbamos a alcanzar a salir. Nadie sabía que pasaba.
La barcaza nos saco de la bahía y se acopló en el mar al Evangelistas, que es más grande y hizo varios viajes de personas. Cuando estuvo listo, partimos a Puerto Montt.
Mi mamá también fue evacuada y mi marido se quedo para evacuar más personas. No te imaginas lo que fue ese viaje. No solo por lo largo que es y por el desconcierto. Gente que lloraba, niños con susto.
La llegada a Puerto Montt fue en medio de la noche. Las luces de emergencia de los Carabineros, ambulancias, militares se veían de lejos. Primero nos bajamos los que teníamos parientes donde llegar. A los demás los bajaron después.
Periodistas con cámaras, micrófonos y luces se te tiraban encima para tomarte una declaración. Te preguntaban puras tonteras. Dan más ganas de llorar el tener que soportarlos.
Era como en las películas, como los pobrecitos que vuelven de una guerra. Nos tratan de las “victimas” del volcán. Yo no me siento una victima...
El volcán cortó el camino para el sur. El que lleva a Futaleufú. Con el humo del volcán no podían llegar aviones. Y nos quedamos sin salida. Aislados. Si hubiera otro camino abríamos podido salir en nuestro auto sin tener que dejar todas nuestras cosas y a nuestro perro botado. Es como dejar a un miembro de la familia atrás. Es súper triste.
Ya veremos que pasa con nosotros cundo las noticias dejen de hablar de nosotros y nos dejen solos, como a la gente del terremoto del Norte…”
1 comentario:
Que fuerte...
Quizá yo suene como una persona muy hueca, pero creo que lo más fuerte para mi, es que tuvo que dejar a su perrito.
Creo que para gente como yo que ama a su perrito como si fuera un niño más, una parte fundamental de la familia, tener que dejarlo atrás?!?!? Es como dejar a tu hijo atrás, a tu mejor amigo...no se...para mi sería probablemente una de las cosas más dolorosas.
Sólo nos quedar dar gracias por no haber vivido eso y enviarles fuerza a quiénes si lo están viviendo...
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