Estuve un rato en Santiago. En realidad, bastante más de un rato. Pero por primera vez, no llamé a nadie. No le avisé a nadie de mi visita a la Gran ciudad.
Por la oficina me quedé en un hotel del centro, en un barrio para mi casi desconocido y quiero comentar sobre eso, justamente.
El domingo llegué muy temprano, así que dormí unas horas y salí a caminar. Pasé por la plaza de armas, la catedral, el edificio del correo, (la cagó la cantidad de "turistas" Peruanos que tenemos) di unas vueltas más y llegué al Bellas Artes. Ahí me quedé.
Yo he trabajado en temas culturales hace tiempo y me di cuenta ese día que uno de cierta manera se aisla de otras expresiones culturales muy auténticas, más"urbanas", que pasan al frente nuestro y muchas veces no nos detenemos ni a mirarlos.
La vida que hay en ese barrio un Domingo por la tarde es, absofunkinglutamente, genial. Especialmente para alguien de una ciudad-pueblo un tanto más chica. Desde mimos y música a teatro callejero. Cerca de 300 personas mirando el show, me tocó estar al lado de una serie de turistas que no entendían nada y terminé traduciendo para ellos. Más allá unos Franceses... un poco más acá unas Brasileras y... ¡Que Brasileras!... Pero..., no cambiemos de tema.
Muchas familias con niños chicos corriendo por el parque forestal, parejas caminando de la mano, amigos abrazados.... ¡!¡! Ups... no eran amigos. Entonces me fijé un poco y me dí cuenta que la población gay del barrio era, por decir lo menos, importante. Pero distinto a pesar de todo. No como el compañero amariconado que hemos tenido, o el tío Agustín, del Coco Legrand... ni una loca. Hombres que se ven hombres con sus parejas. Piola. En buena. Con una naturalidad, tanto por parte de ellos como por parte de todos los demás, que hace que te sientas bien, como que hemos madurado como sociedad.
Igual no faltan los pendejos que están sentados en el pasto en torno a una Dama Juana... (que palabra tan vieja) de vino... pero igual tranquilos. Otros quemando algo piolas...
Me sorprendió eso y la onda que hay entre las parejas de la capital. Andan de la mano, se besan en el metro, se abrazan al caminar.... yo no sé si es que me he acostumbrado a Osorno y su sangre Alemana o quizás mi vida de pareja se está poniendo femeque... Pero me llamó la atención eso.
Me gustó estar en el centro... me gustan las cervezas premium. No sé que tiene que ver con el tema, pero pucha que me gustan
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