lunes, marzo 01, 2010

De terremotos y maremotos


No sé por qué ni cómo, pero es tercera vez que me despierto un poco antes del temblor. Claro que esta vez fue un poco más fuerte que de costumbre. Y un poco más largo también. Yo vivo en un campo a 17 kilómetros de Osorno, en el sur de Chile. Aquí el terremoto fue grado 5,5. La sacudida duró casi tres minutos y a los pocos segundos de sacudida se cortó la luz. Ladraron los perros y corrieron los caballos. Tomé la linterna y nos juntamos en el living. Cuando llegó la calma salí a ver si había pasado algo. Sólo la moto se había caído producto de los movimientos de la tierra. Con el celular alcancé a dejar un mensaje en facebook sobre el temblor antes que nos quedáramos sin Internet. Dos opciones; o un volcán estaba haciendo erupción por aquí cerca o había habido un terremoto en alguna parte. No sabíamos nada. Tratamos de dormir. A las dos horas nos despertó otra fuerte sacudida y ya no dormimos más. A eso de las 7 de la mañana volvió la electricidad y con ella las noticias. No podíamos creer lo que había pasado. Entonces, tuvimos señal del celular por un rato y alcanzamos a llamar a parientes en Argentina y en la capital. Más tarde recibiríamos noticias de familiares que debieron sobrevivir un terremoto de grado 9 en Santa Cruz y 8,8 en Santiago. Uno de los más grandes de la historia reciente del mundo.

A principios de este año fuimos testigos de un terremoto grado 7 que dejó completamente destruido a Haití, con varios miles de muertos. El nuestro alcanzó los 9 grados. Más de 150 veces más fuerte que el haitiano. En Chile, sobre el 80% de los habitantes país sintió el terremoto, es decir más de 14 millones de Chilenos. Los daños abarcan desde la V Región hasta la VIII. Se cayeron puentes y pasos sobre nivel, se cortaron caminos, se derrumbaron casas, iglesias, edificios completos y hasta hospitales. Nos pegó fuerte, pero no sería todo. Entre 20 y 30 minutos después llegaría un segundo y igualmente devastador golpe. El mar retrocedió casi un kilómetro y volvió arrasando todo a su paso. Constitución, Lota, Iloca, Dichato y cientos de otros poblados costeros fueron borrados del mapa. El borde costero del las regiones del Maule y del Bio Bio fueron completamente destruidas por este maremoto.

Mientras el país reaccionaba y trataba de asimilar lo ocurrido, en algunas ciudades como Talca y especialmente en Concepción, las personas presas del pánico y de la necesidad, atacaron supermercados para obtener en principio agua, leche y pan. Luego zapatillas, jamones serranos, sacos de harina, plasmas, lavadoras de ropa y hasta refrigeradores. Incluso estaciones de servicio que, a pesar de no tener luz eléctrica para bombear el combustible de sus estanques subterráneos, fueron víctimas de saqueos. Horas después dueños de algunas tiendas harían guardia a sus propiedades con escopetas en mano. Esta situación obligaría a las autoridades a declarar “Zona de Catástrofe”, la cual permite medidas como decretar golpe que queda y entregar el control de la ciudad a las fuerzas armadas.

A 36 horas de la hora cero, los muertos confirmados sobrepasan los 711 y los desaparecidos los miles. Algunos de ellos porque no han podido contactarse con familiares o amigos, algunos se encuentran aún atrapados en los escombros esperando ser rescatados y otros quizás nunca sean encontrados.

1 comentario:

Berni dijo...

Yo también estaba en Osorno el 27 de febrero... Describiste mi sensación de impacto cuando volvió la luz.
Saludos que estes súper