Otra historia

Ayer escuché una anécdota insólita.
Un tipo casado tiene una aventura con una mina mucho más joven que él. Ella es de una familia campesina pobre, que se dedicaban a producir quesos.
La última vez que estuvieron juntos, ella muy triste le cuenta que al parecer estaría embarazada. Para él esto complicaba mucho el escenario. Nunca estuvo en los planes dejar a su mujer ni nada por el estilo. Solo quería echarse una canita al aire, como dicen…
Primero se culparon mutuamente, luego el habló de las posibilidades. En ese momento de la discusión se terminó la relación. Ella simplemente no podía aceptar lo que él proponía. Ella, entre el llanto y la pena, le dice que si no se hace responsable, la única solución que le queda es ir donde su señora y contarle todo.
Pasan las semanas sin novedades.
Un buen día tocan a la puerta, él mira por la ventana y se le hiela la sangre. El cuadro era su amante notoriamente embarazada y con ella, su madre. No alcanza a recuperar el aliento cuando siente a su mujer caminando por el corredor con rumbo a la puerta. Entonces el reacciona y agarra a su mujer del brazo.
- Tengo que hablar contigo, le dice…
- Espera, déjame abrir la puerta
- No, no puede esperar.
- ¿Qué pasa?

Y en un minuto le cuenta la historia, le pide perdón. Le dice que está muy arrepentido y que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de arreglar el problema, lo que sea. Ella no podía creer lo que escuchaba. Eran más de 20 años de matrimonio. Todavía sin digerir la noticia se vuelve hacia la puerta y la abre… del otro lado de la puerta, la madre de la niña le dice con una sonrisa en los labios “Buenas tarde señora, ¿sabe? Andamos ofertando unos quesitos ¿Me compraría uno?”